El rol de los papás ha ido cambiando a la par de los cambios culturales que vemos en nuestra sociedad. Desde los años 50, con la incorporación masiva de la mujer al mundo laboral, los padres han ido mutando en su forma de vivir la paternidad y de relacionarse con sus hijos/as. Si hace medio siglo era impensable que un hombre mudara a un recién nacido, hoy es mal visto que un papá no se involucre en el cuidado de su guagua.

Con una ola feminista de por medio que ha impulsado al género masculino a repensarse y replantearse en la sociedad, hoy se habla abiertamente de la importancia de la paternidad activa y participativa que implica que los papás se involucren “corresponsablemente en el cuidado, la crianza y también en las tareas domésticas”, según la UNICEF.

Los nuevos papás no son una ayuda para las mamás ni tampoco su reemplazante o sustituto. No son un parche... La nueva generación de papás -ya sean biológicos, separados, solteros, adoptivos, padrastros, abuelos, tíos u otras figuras paternales- buscan ser corresponsables en el cuidado de sus hijos/as. Son cocuidadores involucrados en el desarrollo integral de sus hijos, partícipes en sus vidas, con mayor voz y voto en los múltiples temas asociados a la crianza, lo que implica que destinan más tiempo y energías en estos quehaceres comúnmente asociados a la maternidad y al mundo femenino.

¿Cómo son?

Estos papás activos trabajan, por cierto, pero además de eso tienen derecho a un postnatal legal al momento del nacimiento de sus descendientes lo que los empodera formalmente como cuidadores desde la primera infancia. A partir de este cambio de paradigma pueden participar más conscientemente de todas las labores de cuidado de sus hijos/as.

Además son y se muestran espontáneamente más afectuosos. Su nivel de compromiso e involucramiento en la vida de sus hijos parte antes del parto. Van a charlas o talleres prenatales, acompañan en los controles gestacionales, se quedan en el parto. Mudan, preparan mamaderas, sacan chanchitos, pero también cocinan, ordenan, lavan, participan de acuerdos para dividir la carga doméstica. Van a reuniones de apoderados, al supermercado, llevan a sus hijos al doctor y al dentista, se turnan y alternan con sus parejas para cumplir con las demandas que implica la paternidad activa en el contexto de la igualdad de género.

Esta nueva forma de ejercer la paternidad es reflejo de las aspiraciones de una nueva identidad masculina que ha tomado conciencia y ha conectado con el valor que tiene su figura en el cuidado y la crianza de los hijos. La paternidad activa exterioriza cómo ha ido cambiando la identidad masculina, cómo ésta se ha desestructurado y vuelto a construir.

Si bien las madres siguen siendo las cuidadoras primarias, los nuevos papás no se conforman con ser actores de reparto en la vida de sus hijos. Quieren ser protagonistas, generando de esta forma un profundo sentido de trascendencia en el ejercicio de la paternidad.

Para seguir aprendiendo:

• Paternidad activa: La participación de los hombres en la crianza y los cuidados
• Guía de paternidad activa para padres de UNICEF
• Más recursos de EME Masculinidades