Plop! Galería, Pequeño Comercio:

Fantasía ilustrada para alegrar a los chilenos

Plop! es una novedosa librería y galería de arte especializada en ilustración, ubicada en pleno Barrio Lastarria de Santiago. Pati Aguilera y Fito Holloway, sus dueños, optaron por hacer un homenaje a dos grandes ilustradores chilenos, Coré y Elena Poirier, inspirándonse en la magia y fantasía que proyectaban en sus obras.

“Realizamos la vitrina con mucha dedicación porque tuvimos un año difícil. Quisimos entregar alegría a nuestros clientes y también a todo el equipo que trabaja con nosotros”, explica Pati, quien junto a su socio e hija integraron el equipo creativo.

De esta manera se plasmó la esencia de Plop! Galería, con la creación de duendes de cartón leyendo libros de la  librería, una luna y estrellas humanizadas, casas y flores de papel. El montaje, que tardó 5 días en concretarse, simplemente cautivó a las personas. Muchas se detenían y quedaban mirándola.  “Comentaban que la encontraban muy linda y mágica. Se quedaban un buen rato observándola, incluso algunos le tomaron fotos”, recuera Pati y agrega: “Creemos que nuestra vitrina destacó por su sencillez y calidez”.

Ferretería La Sierra, Mediano Comercio:

La ilusión de Navidades pasadas

Gracias a añosos objetos olvidados en la bodega de esta ferretería penquista, surgió el concepto para la vitrina que no solo ganó el 1er lugar del concurso en el segmento mediano, si no que emocionó a varios adultos al evocar un antiguo taller de juguetes.

“Quería que transmitiera una Navidad de antaño, reflejada en un taller de carpintería donde se fabricaban juguetes que para muchos eran los mejores regalos del mundo. Con regalos simples, con el amor de un carpintero -como José- o del Viejo Pascuero, quien con sus propias manos elaboraba el sueño de muchos niños”, detalla María Isabel Orive, responsable de Administración y Finanzas.

El proyecto se armó de a poco. Un cajón de embalaje de más de 40 años, un mesón, puertas y herramientas antiguas, un par de muñecas, raquetas de tenis, libros de cuentos, un triciclo y otros juguetes de madera, cada uno con una tarjetita con el nombre de algún familiar.

“Iluminé la escenografía con un foco viejo y decorativo de mi terraza, sin conexión eléctrica. Uno de los trabajadores le puso luz con una ampolleta de tipo antiguo”, agrega María Isabel, quien, además colgó un calendario fechado en diciembre de 1966, año de su nacimiento. “Cuando terminé la vitrina y me paré a contemplarla, me emocioné porque cada detalle tenía una historia”.

La gente no tardó en manifestarse. “La vitrina se llenaba de familias todos los días como si estuviéramos exponiendo la mejor oferta de la historia. Escuché cómo los padres les contaban a sus hijos para qué servía cada una de esas herramientas, y que en alguna Navidad habían recibido una muñeca, un triciclo, hechos tal vez en un taller similar por alguno de sus abuelos…”, explica la creadora del montaje.