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Agricultura urbana:

Una oportunidad para el comercio de barrio

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En medio de la megasequía que vive la zona central del país y el llamado a tomar acciones frente al cambio climático, la agricultura urbana surge como una forma eficiente de sumarse a los esfuerzos sustentables. El pequeño comercio puede aprovechar sus veredas, paredes o ventanas expuestas al sol, no solo para aportar a esta causa, sino para ganarse las simpatías de la clientela eco-consciente.

El próximo año, en París se inaugurará el mayor huerto urbano del planeta. Se emplazará en el techo de 14 mil metros cuadrados del centro de eventos Paris Expo Porte de Versailles y promete llegar a producir hasta una tonelada de frutas y verduras frescos al día. Este gran huerto a cargo de la empresa Agripolis además contempla un restorán para poder degustar ricas preparaciones con las cosechas del día. Todo orgánico y sin pesticidas, un verdadero paraíso agrícola en la mitad de la ciudad luz. Se espera que atraiga tanto a locales como a turistas preocupados por el cuidado del medioambiente. Sus creadores buscan aportar a la “resiliencia ambiental de la ciudad”, un concepto vanguardista que cada día tiene más adeptos.

En una escala más pequeña, tu comercio puede sumarse a esta tendencia y aportar a crear ciudades más verdes y de paso conseguir más clientes sensibilizados con el cambio climático o ganarse la lealtad de quienes ya lo son.

Algunas ideas simples de poner en práctica:

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Utiliza maceteros en el frontis de tu local o aprovecha cualquier antejardín o pedazo de tierra en la vereda para plantar hierbas o vegetales. Prepara carteles que identifiquen las siembras y por qué es útil. Explica tus motivaciones. En tiempo de cosecha, puedes vender los productos o ofrecerlos como degustación, cortesía de la casa, para amenizar la experiencia de compra.

2

Otra opción interesante es instaurar el sistema “pick your own” (coseche usted mismo), donde se invita a los clientes a que saquen lo que quieren llevar. El cliente elige y recoge y luego pasa a pagar en la caja o simplemente se le pide un aporte solidario. En mercados rurales de Estados Unidos y Europa es común ver que productores ofrezcan esta experiencia de compra basada en la confianza y el bien común.

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Los huertos verticales también sirven tanto para hermosear fachadas como para exhibir siembras y plantas. Con un adecuado y eficiente sistema de riego, utilizando elementos reciclados para sostener las plantas, estos huertos son muy valorados en lugares donde no hay un pedazo de tierra que utilizar.

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También puedes organizar talleres o charlas en torno a los cultivos comestibles e involucrar a la comunidad en su cuidado y mantención, de manera de hacerlos partícipes de una experiencia ecológica compartida.

¿Quién no sucumbe frente a un tomatito cherry fresco o un ramo de albahaca perfumada? ¿O una frutilla o un puñado de menta piperita? Piensa en el efecto positivo y en los potenciales consumidores que sintonizan con estas cariñosas y entretenidas prácticas de cuidado medioambiental.

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